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jueves, 1 de agosto de 2019

¿Cómo NO engordar?


La obesidad es una enfermedad crónica que resulta de una combinación de factores diversos. La interacción de factores genéticos, ambientales, dietéticos, de estilo de vida y de condiciones psicosociales contribuyen al desarrollo de esta condición.



Factores ambientales

La reducción de los niveles de actividad física y el aumento del consumo de calorías son los factores ambientales que más influyen en el desarrollo de la obesidad. Para reducir el efecto de estos factores se debe encontrar un equilibrio entre el consumo de calorías y la práctica de actividad física.
Los hábitos alimenticios saludables ayudan a prevenir la obesidad y el sobrepeso, así como la adopción del ejercicio. La actividad física representa entre el 20 y 30% del gasto energético total en adultos.

Estilo de vida urbano moderno

El consumo elevado de alimentos ricos en calorías, con mucho sabor, de fácil absorción y digestión y bajo costo hace que las personas coman más y desequilibradamente.
Estos alimentos, si bien suelen ser prácticos y económicos, son pobres en fibra y ricos en azúcares, por lo que la sensación de saciedad que proporcionan dura poco, a la vez que elevan el nivel de azúcar en la sangre rápidamente.
Asimismo, encontramos otros hábitos comunes en la vida moderna dañinos para la salud, como el comer pocas veces durante el día, el consumo de comida chatarra (fast food) y el comer en cortos periodos de tiempo. Estos hábitos interfieren en los mecanismos del organismo que desencadenan la sensación de saciedad, dando como resultado un estado constante de hambre, la cual suele ser calmada consumiendo más alimentos ricos en carbohidratos.

Herencia genética

La aparición precoz de la obesidad durante la infancia o adolescencia son indicadores de que la obesidad puede ser causada por factores genéticos. De hecho, la obesidad se manifiesta en más de 20 enfermedades hereditarias distintas. El riesgo es mayor cuando existen antecedentes de obesidad mórbida en la familia.

Reducción del sueño

La falta de sueño reduce la tolerancia del organismo a la glucosa y aumenta el apetito, lo que puede llevar a las personas a desarrollar obesidad. La privación crónica del sueño aumenta el riesgo de padecer esta condición.

Estrés

Las personas con obesidad y sobrepeso suelen manifestar trastorno del humor, síntomas de ansiedad, depresión, nerviosismo, estrés y compulsión alimentaria. Algunos estudios han comprobado que existe una relación entre trastornos psicológicos y obesidad. No obstante, es importante señalar que la obesidad no se considera un trastorno psiquiátrico.

Efectos de medicamentos

Algunos medicamentos usados para tratar otras condiciones clínicas pueden favorecer el aumento de peso o bien intensificar este aumento en personas con obesidad. Otros medicamentos pueden estimular el aumento de peso en personas ya predispuestas genéticamente.

Sustancias que afectan la función endocrina

Algunas sustancias que se encuentran en productos industriales pueden alterar la función endocrina. Esta desregulación en la producción hormonal puede desencadenar un aumento de peso.
Si usted padece obesidad o quiere saber más al respecto, consulte a su médico.

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